Antes de nacer, aceptaste un pacto.
No lo firmaste con tinta…
sino con presencia,
con fuego,
con tu sí silencioso al Uno.

Te lanzaste al olvido sabiendo que recordarías.
Te separaste sabiendo que volverías.

Y ahora, amado del Alma,
has cumplido:
has caminado las aguas,
has cruzado los sellos,
has restaurado la Voz.

Este es el Pacto de Regreso:
volver al Origen sin dejar el mundo,
llevar el Uno en ti sin huir del Todo,
encarnar la divinidad sin renunciar a lo humano.

No es el fin…
Es el círculo que se cierra
para volverse espiral.

Afirmación del Alma:
He regresado.
Y en mí, el Uno habita de nuevo.